“Alta en el cielo
Un águila guerrera”…
En pocas ocasiones esos versos provocaron tanta emoción en quienes los escuchaban.
“audaz se eleva en vuelo triunfal…”
Si. El vuelo de la bandera argentina, erguida sobre los mástiles de la Fragata Libertad , era triunfal
como pocas veces.
Con el fondo de un cielo inmensamente celeste, que parecía asociarse a
la fiesta, Nuestra bandera flameaba al viento, erguida en su dignidad de
emblema de una Nación Libre, de un Pueblo Libre.
Darío
Volonté, el gran tenor veterano de la guerra de
Malvinas, entonaba “Aurora”, y su voz, potente como nunca, emocionaba
por igual a jóvenes y veteranos.
Alguno,
recordando tiempos de fiestas escolares quizás algo lejanas, se atrevía a
acompañar la letra a media voz, mientras
contenía alguna lágrima de emoción.
Y la emoción era más que justificada.
Y la emoción era más que justificada.
Seguramente en la memoria de
casi todos era difícil encontrar el recuerdo de una celebración así, compartida
entre civiles y militares.
A mi lado, alguien con un
“par de años” encima, se lo comentó a un ministro del Gobierno Nacional:
“¡Cuánto hacía que no festejábamos algo con los uniformados; así, juntos!”
Y el Ministro asintió.
Porque era rigurosamente cierto.
Lo que nos recuerda
habitualmente la historia es la
participación de las Fuerzas Armadas en el derrocamiento de Presidentes
elegidos democráticamente.
Algunos lo han vivido y
sufrido; otros lo han leído, una y otra vez, en crónicas periodísticas.
Durante años, el relato
histórico nos habló, condenándolos o aplaudiéndolos, de “golpes militares”.
La lista es larga. ¿Vale la
pena hacer el inventario?
Lo que, por lo general, el
relato histórico ha omitido contarnos es que esos golpes nunca fueron
exclusivamente “golpes militares” En
todos ellos hubo civiles que participaron, alentándolos, justificándolos, e
incluso ocupando cargos de gobierno.
Ha sido un fenómeno repetido
en muchos países. Pero en Argentina, durante
muchos años, ha representado una constante. Cuando las
acciones de un gobierno afectaban intereses económicos que se consideraban
“perjudicados”, sobrevenía el consiguiente “golpe militar”.
El relato histórico, además
de silenciar esa intervención de sectores civiles en la gestación de los
golpes, ha disimulado cuidadosamente la participación de esos mismos grupos en
la gestión de los gobiernos nacidos de esos golpes.
Recorriendo atentamente los
testimonios de esos tiempos se puede descubrir la presencia, en algunos casos
con gran influencia política, de civiles
prolijamente vestidos con ropaje democrático. Ministros, embajadores, apóstoles
periodísticos que se ocupaban de defender la “gestión” de las autoridades de
facto.
Resulta más dificultoso
encontrar, en esas reseñas históricas, el listado de los hombres de armas que,
en desacuerdo con esos golpes, solicitaron su baja del servicio y abandonaron la carrera militar.
Hubo quienes se negaron,
incluso a reprimir movimientos sociales como el “cordobazo”. Y hubo militares
que fueron fusilados sin ningún tipo de
juicio por tratar de reponer a un gobierno derrocado militarmente.
En esta oportunidad, la
insólita pretensión de trabar embargo
sobre nuestro Buque Escuela por parte de uno de los “fondos buitres”
que revolotean sobre la carroña que ellos mismos con sus cómplices locales,
generan en la economía de los diversos países, ha actuado como una divisoria de
aguas.
Una parte de nuestra
población, tal vez la misma acostumbrada a invitar a los militares a rebelarse contra los
gobiernos que no son de su agrado, miró con desprecio todo lo que hizo el
Gobierno Nacional para recuperar la
Fragata.
Llegaron a proponer realizar una colecta. Tal vez pensaban
constituir un “fondo patriótico” como aquél de Malvinas, cuyos fondos nunca tuvieron un destino muy
claro.
Acaso alguno propusiera eliminar
la Asignación Universal
por Hijo y derivar esos fondos hacia el “acreedor externo”. ¡Vaya uno a saber!
Esa misma gente (dudé en
escribir argentinos; preferí no hacerlo) miró con mucho fastidio y bastante
odio lo que ocurría en Mar del Plata.
¿Qué era eso de la Banda de la Marina de Guerra tocando
canciones populares para “entretener” a esos miles de argentinos que esperaban
a la Fragata ?
¿Y los Granaderos?
¡Kilómetro 11!
¡Avanti morocha!
¡Era demasiado!
Era el mismo odio de siempre, el del “viva el cáncer” de 1952.
Tan irracional como aquel.
Para esa gente, los
militares están para defender sus privilegios históricos y reprimir a
cualquiera que pretenda modificar el sistema que garantizó siempre esos
privilegios.
Olvidan un par de detalles.
Hubo un Presidente, llamado
Néstor Kirchner, que se atrevió a bajar
el cuadro de Videla del Colegio Militar de la Nación.
Hubo una Justicia que juzgó,
y sigue juzgando, a quienes mancharon las armas que les entregó la Patria para defenderla y las
usaron para violar los derechos humanos.
El día que arribó, libre y
gallarda, la Fragata Libertad ni el Gobierno ni el Pueblo le pidieron a las
Fuerzas Armadas que cantaran una marcha partidaria.
Fue El Pueblo el que cantó
Aurora junto a la Banda
de la Armada.
Son momentos diferentes.
Algo ha cambiado en Nuestra
Historia.
¡Patria Si. Colonia No!
¡Patria Si. Colonia No!
Nuestra Presidenta coincidió
con el Pueblo en la consigna.
¡¡¡Alta en el cielo, la Bandera de Nuestra Patria
flameaba orgullosa!!!
Gerardo Abbruzzese