domingo, 17 de octubre de 2010

AYER, HOY, Y SIEMPRE: LA LEALTAD

Los invito a revivir:

http://www.youtube.com/watch?v=stl_mReeBgE

Es hermoso y tremendamente emocionante.
Muchos no habían nacido, otros teníamos poquitos años, éramos niños pequeños.
Pero para valorar la impresionante magnitud de aquella gesta hay que desprenderse del presente.
En 1945 no había celulares con mensajitos de texto para convocar.
No había computadoras para mandar e-mail.
No había canales de televisión para convocar, pera informar qué estaba ocurriendo y dónde.
Era, como bien tituló Favio, la “Sinfonía de un Sentimiento”.
Era un sentimiento que crecía en el espíritu de millones de trabajadores que sintieron que Juan Domingo Perón era el Hombre que interpretaba, como nunca nadie lo había hecho hasta entonces, la verdadera situación de los trabajadores, sus anhelos, sus esfuerzos, sus tropiezos, sus frustraciones y sus ilusiones.

Y había decidido ponerse al frente de la historia. Para modificarla, para construir una nueva Historia, distinta, más justa, más feliz.
Porque para construir algo, primero hay que haberlo imaginado, haber conocido la realidad, sus problemas, y haber elegido el camino para modificarla, para transformarla.
Y vaya si Perón había estudiado y evaluado la realidad, vaya si había decidido comprometerse con la necesidad de transformarla!
Y cada acción suya había puesto a crecer entre los trabajadores la esperanza de un futuro mejor. Una esperanza que no se transmitió por mensajitos de texto, ni por cadenas de e-mail.
Fue una esperanza que creció y se transmitió “boca a boca”, en cada apretón de mano, en cada palmada en el hombro, en cada abrazo al compañero, con toda la fuerza y el calor de lo espontáneo.
Y así creció y creció esa Fe, esa Lealtad. Y desbordó todo lo conocido.
Y, aún hoy, pese a 18 años de proscripción, a miles de desaparecidos, a traiciones y engaños, sigue viva, sigue latiendo y empujando para avanzar hacia un futuro mejor.
Soporta, aún hoy, zancadillas y ataques que la tecnología moderna facilita.

Pero esa misma tecnología nos permite también, (y me atrevo a hacerlo) convocar a todos, a cada hombre y a cada mujer que, con trabajo o luchando por recuperarlo, sueña con un futuro mejor para los suyos, a sumarse.

Yo los convoco a construir un 17 de octubre cada día, con trabajo estable o con un contrato, con sindicato o sin él.
Pero con la convicción de que cuando el Pueblo se une para defender la causa que siente propia, como aquel 17 de octubre de 1945, se torna invencible.
Aunque pierda una elección, aunque los medios amplifiquen la mentira que intenta detenerlo o desviarlo de su camino.
Los invito a repesar muchas veces el video.
Si, como a mí, los emociona ver esa multitud reunida espontáneamente, sin pancartas, sin banderas, sin “movilizaciones” preparadas previamente, pónganse a trabajar. Ya.
El 17 de octubre es cada día.
Y aquella Lealtad con Perón que se recuerda debe ser la Lealtad con cada uno de nuestros compañeros de ruta.

Felicidades para todos, compañeros!!!