¿Puede una causa justa convertirse en una gigantesca estafa?
Resulta difícil aceptarlo. Cuesta comprender algo así.
Sin embargo la Guerra de Malvinas (jamás la histórica reivindicación de nuestros derechos) parece haber sido una nueva estafa al Pueblo Argentino.
Sobre una reivindicación histórica, DESDE SIEMPRE y PARA SIEMPRE, se montó algo que se aproxima demasiado a un "operativo Blanqueo" de la dictadura militar.
El general Galtieri había viajado a EEUU unos meses antes.
Allí le habían expresado que era un "general de 4 estrellas" (máxima jerarquía militar en aquel país). El hombre se tomó una botella de "Caballito Blanco", y se lo creyó.
Cuando regresó, con sus socios de la Marina y la Aeronáutica, concibieron el "operativo blanqueo".
Nunca se les ocurrió pensar que la "guerra" desatada por Argentina, justificaría instalar en al Atlántico Sur una formidable guarnición de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte), una estratégica base operativa muy cercana al continente, apta para alcanzar cualquier objetivo en todo el sur de América.
No quiero pensar ni remotamente que lo imaginaron.
Porque eso convertiría a quienes tomaron la decisión de "tomar" las islas, en "infames traidores a la Patria". Me cuesta pensarlos tan siniestros.
Tan groseramente armado fue todo que, lo primero que tomaron fueron las "Georgias".
Un bautizado comando "lagarto" (como en las películas de guerra), al mando de Tte. Astiz, ocupó esas islas.
Así, Astiz dejaba de ser el denunciado secuestrador de estudiantes y monjas para ser un "heroico luchador" por la Patria.
Llegaron un par de naves con soldados británicos y los "lagartos" se rindieron sin disparar un tiro.
Después, el mismo Pueblo que había sido reprimido el 29 de marzo anterior durante una movilización de la CGT, fue el blanco del "operativo blanqueo" de los medios, como siempre, al servicio del gobierno militar.
Se organizaron mediáticas colectas. Se donaron dinero y joyas.
Se reunieron alimentos que nunca llegaron a las islas.
Algún quiosquero confesó, poco después, haber comprado golosinas para revender en su negocio, en un "remate" de donaciones recibidas para Malvinas.
Solo dos datos más:
Mientras en las islas morían cientos de militares, (oficiales, suboficiales y soldados) en Buenos Aires, el ministro Roberto Alemann habría autorizado a empresas inglesas a girar remesas de dinero a sus casas matrices en Londres.
¡Linda forma de tratar a quien, se dice, es el enemigo!
El último: Nuestros militares habrán estudiado como cualquier otro, lo que es la estrategia "geopolítica de un país en guerra.
El ejemplo de Vietnam surge muy rápido.
Todo un pueblo ocupando cada centímetro de territorio, cada habitante convertido en un combatiente, mientras en París, los diplomáticos tejían y destejían acuerdos.
Así expulsaron de su territorio al ejército más poderoso del planeta.
Nunca me enteré que, aquí, se convocaran contingentes de pobladores para radicarse en las islas y comenzar a generar una comunidad "argentina".
Porque siempre se supo que los kelpers seguían, y siguen, considerándose descendientes de inmigrantes ingleses.
Mientras en las islas, combatían y morían argentinos, en Buenos Aires, en las oficinas de las multinacionales, la clase media anotaba cuántos buques enemigos averiaban nuestros aviadores, según las informaciones de nuestra televisión.
Parecía algo así como jugar la batalla naval sobre un papel cuadriculado.
Han pasado 29 años.
La historia puede ser escondida, silenciada, deformada.
Pero es imposible modificarla. Los hechos que ocurrieron, siempre, de una forma u otra, quedan documentados.
Algunas veces, incluso, los testimonios provienen de fuentes que, por su origen, comprometen definitivamente a los protagonistas.
Ahí está, en Internet, para quienes quieran conocerlo, el informe Rattenbach.
Es un documento elaborado por una comisión militar, con representantes de las tres armas, que convocó el ex-general Bignone.
Analiza las responsabilidades políticas y operacionales de quienes comandaron esa guerra.
Es un documento duro, que cuestiona severamente mucho de lo que se hizo, o no se hizo, en esa
guerra.
Mi cariño, mi reconocimiento y mi homenaje a cada militar, oficial, suboficial o soldado, que dio su vida en las islas Malvinas, combatiendo por Nuestra Patria.
El mismo reconocimiento y homenaje para los que sobre vivieron y sufrieron el dolor y la humillación de la derrota y todavía viven con el recuerdo de aquel horror.
Pero mi desprecio más profundo para quienes enviaron irresponsablemente a la muerte a quienes eran sus camaradas de armas, jóvenes soldados, jóvenes oficiales y suboficiales; todos ellos Argentinos que ofrendaron su vida en el marco de una operación político-militar que se pareció demasiado a una estafa a los argentinos y a nuestra Patria.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Dejanos tu comentario!!!