Un enemigo menos.” Eso es lo que opinó Jorge Asís al conocer la noticia del fallecimiento del intelectual David Viñas, ocurrida el jueves pasado. Así lo expresó en la red social Twitter. Y luego, publicó en su sitio un post, “Incienso de sándalo”. Ahí, el autor de Flores robadas en los jardines de Quilmes, funcionario del gobierno de Carlos Menem y acérrimo defensor de las ideologías neoliberales de los ’90, se despachó con un texto polémico. Afirmó, por ejemplo: “En lo personal, Viñas estaba muerto, desde hacía más de veinte años.” Y a continuación también dijo: “La última vez que compartí una mesa con Viñas no fue en la calle Corrientes. Fue en Santiago de Chile, en 1988. (…) Tenía 61 años y Viñas ya estaba legítimamente enojado con el universo. Pero sobre todo, además, conmigo. Por haber adscripto al menemismo.” También calificó las novelas de Viñas como “envejecidas” y se despachó con críticas contra Tartabul, su último texto de ficción, publicado en 2006. A modo de provocación final, Asís acusó al autor de Literatura política y realidad argentina de robar libros por la calle Corrientes.
Los dichos de Asís indignaron a gran parte del campo intelectual y despertaron la polémica. Sin embargo, las críticas buscaron desmarcarse de la enemistad personal entre los escritores e hicieron hincapié en las diferencias políticas e ideológicas al momento de abordar la escritura. La socióloga y ensayista María Pía López, dijo: “Asís se equivoca en varios puntos. La obra de Viñas, por ejemplo, no está envejecida sino que tiene una enorme vigencia. Tartabul es una experiencia vanguardista sobre la lengua, donde Viñas hace una experiencia difícil: romper con su propia escritura para meterse en una experiencia más experimental y poética.” “No hay un antes y un después en Viñas sino en el propio Asís, cuando puso su pluma al servicio del cinismo de la derecha. Viñas mantuvo una obra autónoma respecto a toda forma de poder y un compromiso público con el campo de la izquierda”, agregó. De hecho, los hijos del escritor, María Adelaida y Lorenzo Ismael, fueron desaparecidos durante la última dictadura militar. Muchos años después, Viñas no quiso dar explicaciones sobre por qué había renunciado al dinero de la Beca Guggenheim que había ganado. Pero finalmente le dijo a un periodista: “Resolví tirar 25 mil dólares por la ventana. Y si me apurás un poco, mirá, fue un homenaje a mis hijos.”
El secretario de Cultura de la Nación, Jorge Coscia, sostuvo que no iba a referirse a los dichos de Asís (que ocupó ese mismo cargo durante un breve período en 1994) por considerar que era un tema estrictamente personal. Pero resaltó la obra de Viñas: “Fue un crítico literario, ensayista e intelectual comprometido con su época. Su contribución a la historia de la literatura argentina, y su feroz mirada crítica, resulta a esta altura una referencia ineludible para todo el campo intelectual. Su partida deja sin dudas un espacio difícil de llenar, pero una obra que todavía dispara reflexiones provocadoras acerca de la compleja y diversa identidad de las letras argentinas.”
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