Y llegó.
26 de noviembre:
Un año.
Cambio y Futuro ha cumplido un año.
¿El primero de muchos?
Tal vez. ¿Por qué no?
Comenzamos despacito.
Tratando de no meter la pata, de no cometer muchos errores.
Nos ayudaron, mucho y muchos.
Nos ayudó la solidaridad. Esa palabra que, a veces, parece olvidada por tanta gente.
Pero no por los compañeros de la Gráfica.
La fábrica tiene su historia.; una historia de luchas, de proyectos, de esfuerzos.
Eso curte, enriquece al trabajador.
Lo hace más duro para la pelea, pero más sensible para entender y ayudar al otro.
Así, cada mano extendida, cada abrazo, cada saludo a la llegada o a la partida, nos dice: Vamos, Vamos todos juntos. Juntos podemos.
Y, es verdad, hace un año que vamos pudiendo.
Con Ariel, con Gabriel, con Amanda, con Kike, con todos.
Y con Juan. Juan Pinto que desde la “pecera”, nos marca los tiempos, nos señala como salen las voces, nos recomienda la conveniencia de poner más música, de mezclar voces.
Enseñándonos a “hacer radio”.
Metiéndose en Cambio y Futuro que es también SU programa.
Y, si.
Se cumplió el año.
Un año de esperanzas, de ilusiones.
Vino lo de la ley de Medios de Comunicación Audiovisual. Y tratamos de aportar nuestro granito de arena a la lucha de todos.
Y, por fin, se ganó. Salió la ley.
Fue un ejemplo.
Porque se ganó sumando a todos.
El proyecto fue de todos. Nadie se hizo dueño.
Cada uno en su ámbito, en su medio, con su estilo. Todos tratamos de sumar.
Y sumaron: CGT y CTA, JP. y PC.
Periodistas de todas las edades y todos los colores.
Lo hemos comentado en más de una oportunidad.
La Ley no tuvo “dueños”. Fue de “todos”.
Por eso se ganó.
Debemos tratar de seguir sumando. Debemos seguir trabajando para reunir a los sectores populares tras los proyectos que involucren a todos. Que comprometan a todos.
Más allá de acuerdos y pactos de dirigentes. Pactos que a veces se distorsionan, se malinterpretan. Y, también, se traicionan.
Por eso hay que sumar al hombre y a la mujer del Pueblo.
¿Qué poco se usa esta palabra, no? Ahora todo es “la gente”.
Bueno, volviendo al Pueblo. Perón decía que el Pueblo marchará con los dirigentes a la cabeza o con la cabeza de los dirigentes.
Es así porque, cuando ese Pueblo, ese hombre y esa mujer que trabajan, que sueñan, que luchan, se pone en marcha, los dirigentes saben que deben ponerse al frente.
De lo contrario la historia les pasará por arriba.
Hoy más que nunca la Comunicación debe “democratizarse”. Debe llegar clara, limpia, a todos.
Hace algunos años, los trabajadores, compartían problemas en su lugar de trabajo. Discutían cómo encararlos. Las diferencias ideológicas señalaban distintas formas de encarar la lucha.
Pero el problema era común a todos. Y la necesidad de solucionarlo también.
El debate enriquecía.
¿Cómo pueden surgir propuestas si no hay discusión de ideas, si no se comparan alternativas?
El neoliberalismo encerró a cada hombre, a cada mujer, dentro de una escafandra, donde solo penetra lo que afecta lo individual. Se desarmaron grupos enormes de trabajadores, se desactivó la actividad sindical.
La televisión reemplazó al compañero de trabajo que nos daba su opinión, que discutía la nuestra, que la aprobaba y la enriquecía.
O que la cuestionaba. Y eso también nos enriquecía. Porque cuando las diferencias son de medios pero se coincide en los objetivos, el debate enriquece, suma.
Del disenso se llega al consenso, esa palabreja tan bastardeada en los últimos tiempos.
El espacio del debate de ideas se “mediatizó”.
“Da lo mismo que sea cura, colchonero, rey de bastos, caradura o polizón”, escribió Discepolín hace mucho. Y sigue siendo así.
Vemos a diario en la tele a ancianas señoras, otrora actrices de cine, entradas en años; y a otras señoras, todavía no ancianas pero entradas en kilos, ex “damitas jóvenes”; unas y otras luciendo ropas caras promocionando a modistos “del ambiente”.
Unas y otras opinan sobre todo lo que se mueve. Nos hablan del “zurdaje” con la misma convicción que de los “dinosaurios vivos”.
Y una caravana de dirigentes políticos se afana por compartir el almuerzo con una de ellas mezclando su presencia y sus opiniones políticas con alguna “botinera” promocionada en otro programa.
Y con la otra señora se puede compartir un rato jugando al truco o discurseando sobre la violencia de los adolescentes de piel oscura y pelo negro, que viven en las “villas”, esos depósitos de pobres inventados por gente mala, que amenazan la seguridad de los que trabajamos.
Ahora se ha sumado el señor que conduce “feculax”, el show de las colitas frescas.
Otro filósofo político que no tiene ningún problema en juntar la biblia con el calefón.
Le da lo mismo burlarse de aquel presidente que se equivocaba los nombres y la salida del estudio ante las cámaras, que mostrar un pibe llorando porque es pobre. Claro, él siempre explicará que es así por culpa de los políticos. Y que, afortunadamente él, que no es político, se ocupará de ayudarlo.
¿Para qué sirve hablar de todo esto?
Para comprender cuál deber ser nuestro compromiso frente a un micrófono, frente a una cámara de televisión, o frente a una PC.
La “comunicación popular”, la democratización de los medios, que hemos festejado con la aprobación de la flamante Ley, debe poner al aire todas aquellas voces que dejaron de hablar en la fábrica, en la oficina, en el colegio.
Solo el debate de ideas permitirá sumar: Mejorar las ideas y mejorar la dirigencia.
Porque de ese debate deben surgir quienes lleven adelante los proyectos.
Con compromiso, con convicción.
Nunca nos desprenderemos de nuestras ideologías.
No existe el hombre sin ideología.
Pero un periodista que respete a su público, y que se respete a sí mismo, debe poner por encima de todas las ideologías algo fundamental: LA VERDAD.
Después, si hay honestidad, todo se puede discutir.
Después se escucharán todas las voces.
Gerardo Abbruzzese
Fueron 50 programas en los que pusimos el alma, porque todos somos laburantes que amamos la radio y que quisimos darle voz a los que no la tienen en los medios masivos. Vamos por más, compañeros!!!
ResponderEliminarExcelente compañeros los felicito y quiero dejarle mi eterno agradecimiento por hacer escuchar a Eduardo Galeano. El ultimo programa fue para archivarlo.
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