LA PLAZA DEL ANGEL GRIS

Vaya si es importante el nombre; el nombre con que decidieron llamarnos nuestros padres, el nombre de nuestros amigos, el nombre de las calles y de las plazas de nuestra ciudad, cualquiera que sea. Ese nombre puede ser el recuerdo de un antepasado, el homenaje a un prócer, la admiración a un artista popular. Pero nunca debe ser el de un golpista, de un represor o de un traidor. Pedro Eugenio Aramburu fue un militar golpista, que se alzó contra el gobierno constitucional del Gral. Perón en 1955 y responsable de los fusilamientos del 56. Sin embargo, 54 años después, la plaza que está en Avellaneda y Donato Alvarez, aún llevaba su nombre. Hasta ayer, cuando la Legislatura Porteña decidió que se llame de ahora en más PLAZA DEL ANGEL GRIS, en homenaje al personaje del libro del Negro Dolina, CRÓNICAS DEL ANGEL GRIS. El Negro recordó hoy en Página 12 que si bien él nunca vivió en Flores, tenía un grupo de amigos con quienes compartía un grupo musical, por eso conoce bien el barrio. Cuando viajaba desde allí a Caseros, en el bondi 53, imaginaba las historias del Ángel Gris. La Agrupación La Merechal de Flores fue una de las impulsoras de este cambio; finalmente se aprobó el proyecto de la diputada Alicia Bello del FPV. Previamente hubo audiencias públicas para tratar el tema: Nadie defendió el antiguo nombre de la plaza. Buena oportunidad para releer las andanzas del Angel por las calles de Flores.